El aislamiento social es un problema muy común en las personas con sordera o problemas de audición. El hecho de llevar audífonos hace que la conversación con tus amigos y familiares se produzca mucho más fluida y sin repeticiones.

El tener que estar haciendo un esfuerzo continuo para escuchar a los demás hace que las personas con problemas de audición terminen el día con un mayor agotamiento físico y mental y un nivel de estrés superior a una persona que no tiene sordera o problemas de audición.

Muchas veces se asocia la pérdida de audición con sólo un problema de oído, pero el sistema auditivo está directamente relacionado con el cerebro que es el encargado de procesar el sonido, por lo que, si nuestro oído no oye un sonido, el cerebro tampoco. Y cuando pasa mucho tiempo sin escuchar un sonido, éste puede ser olvidado por el cerebro.

Las personas que no oyen bien acaban por recibir menor estimulación auditiva y por lo tanto mental, que con el tiempo puede llevar a un deterioro cognitivo.

Gracias a los audífonos todo el sistema auditivo (oído + cerebro) tienen la estimulación que necesitan.

El no poder seguir una conversación o el creer ser “molesto” teniendo que preguntar muchas veces “¿Qué?” genera miedo, rechazo y desconfianza en los demás y en uno mismo y provoca aislamiento de las relaciones sociales.

Esto hace que personas con pérdida de audición tengan más probabilidades de caer en estados de depresión o ansiedad.

Gracias a los audífonos aumenta la confianza en los demás y en ti mismo y te ayudan a ser más independiente.

El uso de audífonos es si cabe aún más importante en personas activas y en edad laboral ya mejora la capacidad de percepción y de concentración, además ayudar a escuchar mejor a jefes, compañeros, clientes, pacientes… Por lo que podemos afirmar que los audífonos mejoran el rendimiento y la productividad laboral.

¿Qué es lo que sucedería si una persona deja de caminar durante un año? Que cuando quiera volver a caminar sus piernas no funcionarán igual que cuando estaban activas. De la misma manera que si el cerebro no recibe el estímulo auditivo que necesita durante un tiempo, cuando lo vuelva a oír ya no podrá o sabrá reconocerlo.

Aunque nunca se puede predecir la velocidad o la evolución de la pérdida de audición, llevar audífonos es como una gimnasia auditiva para los oídos y el cerebro y hace que se mantengan siempre ejercitados, lo que ayudará a frenar o como mínimo ralentizar la pérdida auditiva.

¡Sí sí! Estás leyendo bien. Una persona con pérdida de audición tiene el doble de riesgo de sufrir una caída ya que no son tan conscientes de lo que sucede a su alrededor.